Si diseccionamos el caso de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil en dos ocasiones consecutivas (2003-2010), encontramos que enfrentó acusaciones penales por delitos de corrupción desde septiembre 2016 sobre hechos ocurridos durante su gobierno y el de su sucesora, Dilma Rousseff, de quien fuera, incluso, ministro por un día. Sin embargo, no fue sino hasta julio de 2017 que Lula recibiera una condena por 9 años de prisión. En libertad y sin cárcel preventiva, Lula no declinó su candidatura y continuó en campaña por el Partido de los Trabajadores (PT) —que él mismo fundó años antes— mientras apelaba las sentencias en su contra con la esperanza de poder contender por un tercer mandato.
Si mi candidato fuera encarcelado
Si mi candidato fuera encarcelado en plena contienda electoral, ¿cómo me sentiría? La respuesta es única, sin matices: estaría muy enojada.

Sofía Ramírez Aguilar
Ciudad de México
